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Clásico

Carlos Robles: de la ingeniería al arte fotográfico, pasando por jugar en la Cultu y otras aventuras varias

Reconvertido a fotógrafo por culpa (o gracias a) la crisis de 2008 "y a Pastrana", el artista leonés afincado en Valladolid 'caraAcara' da el salto a Madrid y exhibe 'El arte de la luz' hasta el 27 de junio

Carlos Robles: de la ingeniería al arte fotográfico, pasando por jugar en la Cultu y otras aventuras varias
El fotógrafo leonés Carlos Abel Robles expone en Madrid hasta el 27 de junio.
Susana Martín
Susana Martín
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"Todos miran, pocos ven", decía una pintada del barrio Húmedo en los años 90, y ese lema bien podría señalar al lema vital y profesional de Carlos Robles, un tipo que mira mucho a todas partes y sabe captar aquello en lo que la mayoría nunca se fijaría.

Los detalles, los matices, las luces y las sombras. Los momentos únicos que sólo un artista logra plasmar escondido tras la cámara. A este singular leonés de 55 años afincado en Valladolid todos lo llaman 'caraAcara', que es su nombre artístico y su manera de trabajar y vivir: "siempre ahí, cercano, humano, artista, un tipo especial", según dicen de él unos cuantos que le conocen bien, y son muchos, porque Carlos Abel es un hombre que se hace querer.

Y resulta que 'caraAcara' acaba de dar el salto a Madrid. Desde esta semana exhibe sus fotografías en el Silo de Hortaleza, una muestra que firma junto a PAJ52 y que puede visitarse en el número 14 de la calle Mar de las Antillas hasta el próximo 27 de junio.

Bajo el título 'In memoriam Vernal', en la exposición fotográfica se encuentran "obras únicas, originales e irrepetibles", en palabras de la comisaria de la muestra, Ana Melo, para quien en el trabajo de experimentación con la luz de los artistas PAJ52&caraAcara "la luz lo es todo".

"No hay nada más que luz y sombra con sus negativos puros. Sin intervención de ninguna naturaleza, los artistas nos transportan a lo ignoto, a una realidad que ya ha desaparecido pero cuyas formas persisten y nos sumergen en un universo mágico espacio-temporal, mientras reflexionamos sobre la belleza de lo efímero", explica Melo. "El genial uso de este sortilegio lumínico genera algo especial en nuestras mentes. Los vórtices que nos reciben en la primera de las salas (la planta sexta del Silo) preparan nuestra psique para este viaje", señala la comisaria, que advierte que el visitante "se trasladará flotando a una atmósfera irreal y puramente sensorial".

Robles ha regresado feliz de la inauguración de su primera muestra en Madrid. Pletórico, exhausto, quiere más, y ya está en ello. Cuenta el artista que su vida de ingeniero industrial cambió radicalmente con la crisis del 2008. "Necesitaba dar rienda suelta al artista que llevaba encerrado tanto tiempo, lo consulté con mi familia y decidimos dar un paso que se materializa definitivamente atacando artísticamente con esta exposición en Madrid", detalla. "Veo y soy capaz de captar momentos que quizá no ve nadie, para mí es una forma de expresión rápida, fugaz, instantánea y esto me define como persona y como artista". 

"Quiero utilizar mi arte como arma arrojadiza para poder denunciar las injusticias que como inhumanos estamos provocando", prosigue 'caraAcara', que dice creer "en la generosidad, en el arte para todos, el arte solidario y el arte total". 

Antes de irse a Valladolid y a conquistar otros mundos, Robles había nacido en León en 1969, aunque pasó buena parte de su infancia y juventud en Cistierna. Puestos a recordar batallitas, cuenta que jugó en el filial de la Cultu, tres temporadas en el Palencia y que la fotografía siempre fue su gran pasión. Su primer carrete ("aún conservo los negativos") lo llenó gracias a una cámara de otro leonés, Pastrana, un maestro clásico del arte, de quien se considera agrdecido discípulo. "Es un artista del Renacimiento, lo fue todo para mí, cuánto he aprendido de Pastrana". "Lo poco que sé, se lo debo a él", reconoce Robles, "le conocí a los 18 años cuando me daba clases de Dibujo en Cistierna y me impactó".

Entre los próximos proyectos de este leonés universal, una exposición fotográfica de homenaje a Carlos Saura y la danza, que se exhibirá en el Hotel Monasterio de Valbuena de Castilla Termal.

Entre sus sueños, exponer su obra en museos "como el Musac, Caixafórum o el Reina Sofía".

Y más proyectos de futuro, que su arte tenga presencia "en las principales ferias de arte contemporáneo del mundo".

De momento, sus imágenes ya se han colgado en centros culturales de Madrid, Valladolid, Bolivia, Perú, Guatemala, Haití, Senegal, Cisjordania o Burkina Faso. Y lo que le queda...